¿Cómo puedo asegurar que mi equipo esté alineado y avanzando hacia las metas correctas? Sería bueno hacernos esta pregunta periódicamente.
Si tenés un equipo a cargo, quiere decir que la organización apuesta a que puedas dirigir su talento y esfuerzo hacia la consecución de las metas.
Esto va más allá de que cada uno conozca lo que tiene que hacer y sepa hacerlo; radica en saber priorizar; es decir, poner foco.
En el día a día enfrentamos múltiples demandas y la lista de tareas nunca se agota. Constantemente nos estamos preguntando, ¿qué hago primero?, ¿qué es fundamental?,¿empiezo por lo fácil y sigo postergando lo que me da pereza? Tu equipo también lo hace. Si estas definiciones no se toman con claridad, el resultado es la inefectividad.
Reflexioná lo siguiente:
¿Cuántas personas de tu equipo están enfocadas en sus prioridades en este momento?
¿El enfoque de cada uno está alineado con el objetivo del equipo?
Es tu responsabilidad como líder apoyarlos para que aprendan a enfocarse de manera alineada.
De lo macro a lo micro
Si un colaborador realiza entregas pobres, o pierde entusiasmo, puede ser señal de que no tiene claras sus prioridades.
Para que tu equipo se enfoque, primero debes gestionar las metas. Tienen que entender cómo sus tareas diarias se relacionan con los objetivos más amplios de la organización.
Las personas al cumplir con sus responsabilidades muchas veces no las asocian con metas porque el líder del equipo no lo ha gestionado de esa manera, no va de lo macro a lo micro. Habla de lo micro todo el tiempo: el informe, la base de datos, la reunión con…, llamar al cliente tal, ahorrar en… Seguro que en su cabeza esas acciones empujan buscando un resultado más macro, es decir, una meta. Pero no lo ha trabajado con el equipo así, entonces para ellos no existe ese foco. La meta focaliza 100%.
Existe dos tipos de metas:
1. LAS ESTRATÉGICAS, que están relacionada con el crecimiento y competitividad de la organización.
2. LAS IMPORTANTES, necesarias para que la organización opere día a día.
Por ejemplo, en un local de venta de ropa, las metas importantes son las que permiten la operación, mientras que una meta estratégica, por ejemplo, podría ser ampliar la oferta a un nuevo segmento de mercado.
Siguiendo con el ejemplo, la meta estratégica del local siempre tiene que ir alineada a la de la organización, y en este caso podría ser preparar al local y a las personas para gestionar ese nuevo segmento de cliente.
Las metas estratégicas son un faro que ayudan a la alineación y a priorizar. El líder de ese equipo ya estaría ahora en condiciones de hablar de esta meta estratégica y junto a los colaboradores definir sus prioridades, basadas en el plan que lleve a lograrla en determinado plazo.
Conversar para establecer prioridades
Una vez que hayas alineado las metas, es esencial conversar con tus colaboradores para que definan sus propias prioridades en conjunto con el resto del equipo.
Preguntales: ¿qué es lo más importante que tenés que hacer esta semana para cumplir con el plan? Esta pregunta se conecta con las actividades 20/80, las que mueven el marcador del plan. La respuesta a esta simple pregunta genera un compromiso de parte de quien la formula.
Una persona puede manejar hasta 3 metas estratégicas en su nivel, porque debe seguir cumpliendo las metas importantes para que se gestiones la rutina diaria con excelencia.
De esta forma, el líder gestiona las metas estratégicas del equipo; y los colaboradores identifican las actividades prioritarias y asumen los compromisos de la semana. Todo esto se puede gestionar en medio de la actividad diaria.
Rendir cuentas y ajustar prioridades
A la semana, el equipo debería reunirse nuevamente para analizar los resultados de los compromisos y volver a fijar nuevos.
Utilizá un cuadro que indique cómo avanzan hacia la meta estratégica. ¡Los equipos deben sentir que están ganando!
Recuerda: el éxito de un equipo enfocado es el reflejo de un liderazgo también enfocado y comprometido con desarrollar a sus colaboradores.
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