Recientemente un gerente compartió conmigo una inquietud que parece ser cada vez más común: la dificultad para encontrar jóvenes con la mentalidad adecuada para el trabajo. No se trata solo de las formas, sino de una actitud fundamentalmente importante: la mentalidad de crecimiento.
La mentalidad de crecimiento, un concepto desarrollado por la psicóloga Carol Dweck de la Universidad de Stanford, se basa en la creencia de que nuestras habilidades y talentos pueden desarrollarse con dedicación y esfuerzo. En contraste, una mentalidad fija sostiene que nuestras cualidades básicas son estáticas y no vale la pena esforzarse por mejorarlas.
Es crucial que las organizaciones jueguen un papel activo en la formación de jóvenes que no solo tengan competencias técnicas, sino también una mentalidad de crecimiento. Aquí comparto algunas estrategias efectivas para fomentar esta mentalidad en tu equipo:
1. Valora el esfuerzo y la superación: en lugar de enfocarte únicamente en los resultados finales, celebra el proceso y el progreso. Por ejemplo, una telefonista en entrenamiento mostró un avance significativo, aunque aún estaba lejos del estándar esperado. A pesar de la crítica de una supervisora, su coach destacó el esfuerzo y la mejora, lo que la motivó a seguir adelante.
2. Ofrece desafíos significativos: la confianza en uno mismo se fortalece cuando nos enfrentamos a retos y los superamos. Proporciona oportunidades que obliguen a tus colaboradores a superar obstáculos. Recuerdo a un empleado que, al asumir un liderazgo inesperado, demostró una resiliencia notable y creció en la consciencia de sus capacidades.
3. Planifica el futuro juntos: conversa sobre las aspiraciones y preferencias de tus colaboradores y ayúdales a trazar un camino concreto hacia sus metas. Un joven que comenzó en atención al cliente mostró interés en el diseño gráfico. Su líder discutió cómo esos intereses podrían alinearse con las necesidades de la empresa, fomentando un desarrollo más orientado a sus pasiones.
4. Cultiva la resolución de problemas y la mentalidad abierta: anima a tu equipo a discutir abiertamente sus ideas y a buscar soluciones innovadoras. Por ejemplo, un líder enfrentó un desafío en la distribución de paquetes y, al involucrar al equipo en la resolución, surgieron ideas innovadoras que superaron sus expectativas.
Como líderes, tenemos la responsabilidad de moldear y apoyar el desarrollo de una mentalidad de crecimiento en nuestros equipos.
Las 4 acciones anteriores son solo ejemplos, pero te aliento a conversar con el equipo para que este saque sus propias conclusiones en cada una de ellas. Reflexionar sobre lo que aprendemos a partir de las experiencias es vital.
Fomentar una cultura que valore el esfuerzo, los desafíos y el aprendizaje contínuo no solo prepara mejor a nuestros colaboradores para el futuro, sino que también enriquece a toda la organización.
¿Qué estrategias utilizas tú para fomentar una mentalidad de crecimiento en tu equipo?
¡Compartamos ideas y aprendamos juntos!
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